El tren equivocado me hizo ver esta montaña, es Saint Gervais- les- Bains en Francia. Este lugar es considerado el municipio de más altitud de este país. Allá, con sus 4.810m está el Mont Blanc. Sin embargo, no estaba segura de creerlo, estando parada allí y al mismo tiempo respirando con suma tranquilidad. Siempre creí que a mayor altura la supervivencia sería más difícil.

Pude ver las partículas de agua suspendidas en el aire, la bruma, y al mismo tiempo la flor, la débil flor, casi congelada por la nieve y los pasos marcados de aquellos que habían pasado. Fué así que empecé a pensar en nuestro tiempo y en nuestra era. La necesidad desarrollada con los años, de aguantar.  “Hasta 10 metros”, resonaba en mi cabeza. ¿Podrá la empatía llegar antes  que el oxígeno haga falta..? 

Confusos los límites, resultan nebulosos; tierra quebrantada. Tierras altas y tierras bajas, el centro. Y después, gracias a minúsculas  diferencias, las disputas y el odio. El odio, con cabeza de burro, y las disputas un vicio interminable.

Al final, ver el valle del que hacemos parte, y entender que nunca podemos estar del todo solos.